Isabel Mansione APdeBA
Diana Zac APDEBA
Maria H. Canteli SAP
Pertenecientes al grupo de estudio Psicoanalistas en la comunidad
“CERCA DEL EQUIPO DE SALUD”
El grupo de estudio Psicoanalistas en la comunidad de FEPAL es una red que provee asistencia en la emergencia, desde sus respectivas sociedades psicoanalíticas componentes, en un acompañar, colaborar y contener a quienes se exponen para cuidarnos.
La red Psicoanalistas en la comunidad considera una responsabilidad social cuidar a quienes nos cuidan.
Junto a la pandemia del coronavirus, somos afectados por una turbulencia emocional que se desplaza entre personas, grupos e instituciones.
Somos invadidos por comunicaciones abrumadoras y agobiantes que solo algunas veces incluyen el sentido del humor, el que distiende y alivia, aunque se requiere de varios nutrientes psicosociales, para atravesar el proceso de elaboración personal y social de un momento de la historia de la humanidad del cual podríamos salir fortalecidos y con una esperanza realista.
Una mirada esperanzadora es posible si nos basamos en la lucha que nuestros países están librando, aprendiendo de los que ya están en situaciones extremas.
Esto es anticipándonos con armas adecuadas como lo son: el aislamiento social preventivo, la contribución ciudadana para la concientización y el respeto del estado de derecho.
Aquellas personas que niegan el violento contexto en el que estamos inmersos y proceden como si no pasara nada, nos necesitan también, aunque muestren desdén, negligencia y omnipotencia.
Tampoco es dable esperar que nosotros, los psicoanalistas y profesionales de la salud mental, nos comportemos como si nada pasara.
En estas circunstancias excepcionales es muy necesario sentirse parte de un equipo que sostiene y contiene, que prioriza objetivos y el logro de estos por sobre las individualidades.
Con ese sostén se puede desarrollar la posibilidad de alojar en la subjetividad e intersubjetividad del equipo, elementos disruptivos que circulan entre los sujetos, en este clima de turbulencia emocional.
Para ese sostén es imprescindible conocer lo que podemos y lo que no podemos cada uno y así poner-nos límites claros, para que la receptividad y la paciencia de las personas y los grupos que tratan de contener se cuiden desde el límite ejercido con afecto e inteligencia.
Estaríamos hablando de que cada uno y los grupos ejerzan una sana autoridad sin exigir más de lo posible y sin negar que estamos expuestos a un permanente disconfort, que podremos capitalizar para aumentar la tolerancia a la frustración.
Una pandemia global, como la COVID-19, afecta necesariamente a la población en general, pero muy especialmente a los Servicios de Salud sacudiendo la capacidad instalada de sus instituciones, tanto en la atención ambulatoria como en la internación.
Sin lugar a duda serán las áreas de la Medicina Crítica unas de las más complicadas. Estas áreas tienen recursos limitados en cuanto a estructura, equipamiento y por, sobre todo, en la cantidad de profesionales, que atravesarán sin duda, situaciones de consecuencias no deseadas en la relación con los pacientes y sus familiares.
Es en estos casos donde hay consenso mundial de que las crisis se deben manejar como las situaciones “de catástrofe”, aplicando de maneraexcepcional la justicia distributiva que contempla la asignación adecuada de los recursos sanitarios en la sociedad.
La presencia del psicoanalista se hace imprescindible, y es quien deberá tener en cuenta en primer lugar, la gran variabilidad de respuestas individuales y grupales con las que se encontrará.
Para un adecuado abordaje psicológico en la situación de crisis es fundamental que el profesional que acompaña y asiste respete el ritmo que la característica dinámica de este proceso le va a imponer.
A nuestro grupo de estudio, como trabajadores en la comunidad, esta pandemia nos convoca desde la esencia de nuestros objetivos.
Hemos comprobado desde las investigaciones realizadas y a su vez volcadas en proyectos de prevención, que este trabajo sobre el registro emocional favorece el desarrollo de la auto-contención y de un registro “abuenado y continente” de los conflictos, fundamental para el cotidiano de las relaciones interpersonales en las que se vive y se crece.
Nuestra disposición para abordar estos escenarios es el primer eslabón de la cadena que se inicia con amortiguar y reducir efectos indeseables.
Trabajamos con el equipo de salud de las instituciones para:
- Fortalecer el quipo como tal y generar el marco de cuidado y prevención del burnout en la toma de decisiones.
- Favorecer la mejor asistencia al paciente.
- Dar herramientas para la asistencia a la familia.
Deberemos desarrollar estrategias, para que los equipos de salud puedan optimizar el uso de los recursos en caso de que el brote actual se extienda y genere demandas inusualmente elevadas.
La atención profesional en contextos de crisis brindada por el psicoanalista a los trabajadores de la salud debe aportar claridad a la cuestión de garantizar la contención y el apoyo para la toma de decisiones frente a la asignación de recursos, durante una epidemia
Pretendemos que las mencionadas estrategias puedan habilitar al profesional de la salud a manejarse frente a la pérdida de vidas, a la pérdida inadvertida de confianza y a las difíciles decisiones que deba tomar.
Debemos acompañar a los equipos que a su vez trabajan acompañando pacientes que tienen derecho a recibir información sobre lo extraordinario de la situación, así como de las medidas adoptadas, garantizando así el deber de transparencia y el mantenimiento de la confianza en el sistema sanitario.
Proponemos trabajar a través de nuestras Asociaciones y grupos de colegas apoyando a los profesionales de la salud, facilitando la construcción de criterios consensuados que permitan compartir la responsabilidad en situaciones de las decisiones que implican una gran carga emocional y una gran presión social.