1. ¿Podría contarnos un poco sobre el proyecto?
Psicólogos Contigo es una iniciativa que surgió hace dos años para atender las secuelas emocionales causadas por las lluvias e inundaciones que llevaron al colapso de la estructura material, social y vincular de poblados enteros en la costa norte y central del Perú.
Dadas las dimensiones de la tragedia y la cantidad de personas necesitadas de atención psicológica, la Sociedad Peruana de Psicoanálisis (SPP) consideró necesario intervenir. Por primera vez en nuestra historia institucional realizó una convocatoria ampliada a todas las instituciones de orientación psicoanalítica de nuestro medio con la finalidad de llevar adelante una acción única y voluntaria. La respuesta fue positiva, entusiasta y masiva. Asistieron directivos, miembros, estudiantes y voluntarios de ocho instituciones de salud mental entre las que se incluye la facultad de psicología de una reconocida universidad local.
Se da el nombre de Psicólogos Contigo al proyecto, para acoger a colegas que, dentro de una orientación clínica psicoanalítica, no fueran necesariamente psicoanalistas, así como estudiantes universitarios. La orientación del trabajo sin embargo se definió como intervención psicoanalítica comunitaria.
Logramos reunir y capacitar a 88 voluntarios Juniors y 53 profesionales que llamamos masters.
Organizamos tres grupos de intervención en Cajamarquilla, Ñaña y Barba Blanca, zonas en los extramuros de Lima, particularmente afectadas. Se trabajó en grupos con niños y adolescentes, así como con adultos mayores, con mujeres y con los dirigentes locales, con la finalidad de elaborar el trauma vivido y rehacer el entramado de sus vínculos familiares y comunitarios. Se les asistió durante varias sesiones con distintas técnicas psicoterapéuticas. En uno de los casos el trabajo se prolongó durante dos años a pedido de los pobladores.
Improvisando encuadres en la medida de las posibilidades físicas, y teniendo muy presente el encuadre psíquico indispensable, escuchamos y favorecimos el diálogo en la esquina de una carpa llena de objetos, a la sombra de un árbol, mientras se trabajaba en la limpieza del lodo con lampa en mano, cocinando en la cocina comunitaria.
Los niños constituían el grupo humano más expuesto. La Ong Mercy Corps dio a la Sociedad Peruana de Psicoanálisis la autorización para adaptar un cuaderno de trabajo que se había elaborado con ocasión de la caída de las Torres Gemelas en Nueva York en 2001. Utilizando ese instrumento como modelo, elaboramos un cuaderno de trabajo que llamamos “Mi historia de los huaicos e inundaciones en el Perú”, en el que se adaptaron los textos y las ilustraciones a la situación particular y se agregaron algunos temas que consideramos importantes como los efectos del trauma en el cuerpo.
Se aplicó el cuaderno en 7 colegios en los suburbios de Lima a 1,825 niños. Para ello, se capacitó a un grupo de voluntarios que, utilizando la técnica del modelaje, aplicó el cuaderno junto con los maestros de las escuelas, a niños de entre 7 y 12 años en sesiones semanales.
Los resultados fueron muy positivos, tanto en las posibilidades que se abrieron a los niños para expresar e iniciar procesos de elaboración y figurabilidad de lo vivido, como para los maestros, a quienes se sensibilizó sobre el cuidado particular que requerían los niños ante la situación vivida.
Posteriormente realizamos una investigación que nos permitió demostrar el impacto favorable del cuaderno y recoger valiosa información sobre lo disruptivo y los aspectos traumáticos de la experiencia en los niños.
Para sostener el trabajo y ayudar a procesar la experiencia de los voluntarios juniors y masters, un grupo de supervisores, miembros de la SPP, brindaron supervisiones semanales.
Teniendo ya instalada una capacidad operativa, y habiendo desarrollado estrategias de atención y técnicas grupales, decidimos continuar el trabajo orientándolo hacia la violencia contra niñas y niños, que constituye en nuestro país un asunto de emergencia nacional.
Desde el año 2018 venimos trabajando utilizando estrategias basadas en arte, juego y ritual. Ellas han permitido viabilizar la creación de metáforas y experiencias vinculadas a la violencia en la escuela, las técnicas de crianza, así como la violencia sexual.
Con esta experiencia adquirida, decidimos buscar una mayor incidencia de nuestro trabajo a través de los canales del Estado. Estamos desarrollando con el Ministerio de Educación del Perú un programa de prevención de la violencia infantil.
El proyecto comenzará con niños de 3 a 5 años, con la intención de extenderlo el próximo año a niños de 6 a 8 años, y así sucesivamente.
Empezaremos con algunas escuelas de Lima, con la idea de ir ampliando la cobertura y capacitando a profesores para extender el alcance del proyecto a nivel nacional.
2. ¿Su proyecto está abierto a los analistas en formación? ¿Cuál es el peso que ud. atribuye a esta experiencia para alguien que está en formación?
El proyecto incluye a los analistas en formación, que participan muy activamente en él, aportando energía y juventud.
Como se trata de un proyecto voluntario, su participación no es obligatoria ni forma parte de su formación en curso. Pero dado que somos conscientes de la importancia de este tipo de actividad para su entrenamiento, estamos considerando incluir en la currícula del Instutito un curso de Psicoanálisis Comunitario, que ojalá se haga realidad muy pronto.
3. ¿Es una pelea muy grande implementar proyectos en cualquier institución, cómo realizó el trabajo en su sociedad?
Dado que el trabajo se inició ante una emergencia climática bastante alarmante, la acogida y la respuesta de los miembros y candidatos de la institución fue bastante positiva, así como la de los miembros de las otras instituciones que se sumaron al proyecto.
Ya con las actividades en marcha, fueron los mismos voluntarios los que plantearon la continuación del proyecto, volcándolo hacia otra emergencia, más permanente y grave como la violencia contra la niñez.
Puedo decir entonces que fue la satisfacción misma de la tarea la que generó el impulso y el compromiso para continuar y ampliar el proyecto.
4. ¿Las instituciones psicoanalíticas dan el apoyo y el reconocimiento necesario?
El premio IPA EN LA COMUNIDAD es el mayor reconocimiento que hemos podido recibir y que nos anima a seguir trabajando con la convicción de que estamos en la vía correcta.
5. En su opinión, qué sería importante para creación de nuevos proyectos para la continuidad de los que están en curso?
La convicción de que el psicoanálisis debe mirar a la comunidad y responder a sus necesidades, así como el liderazgo, desde las diligencias de las instituciones psicoanalíticas, en promover acciones en esa dirección.
6. ¿Cree que el premio IPA dará más visibilidad a este trabajo? ¿Cuáles son sus expectativas para el cambio, después de recibir el premio?
Definitivamente el premio recibido da visibilidad al trabajo en la comunidad y pienso que inspira sobre la posibilidad de generar espacios, acciones y proyectos que permitan a los psicoanalistas y a los analistas en formación, encontrar medios para desplegar un trabajo serio en la comunidad, utilizando la escucha analítica que implica una manera de entender el sufrimiento humano y una manera de trabajar sobre los afectos involucrados dándoles sentido. Todo esto supone una creatividad para generar espacios y actividades fuera del divan, que suponen entender el proceso analítico y el encuadre como funciones inherentes e internas del analista.