Después del parar que tuvimos en las publicaciones de SEMILLAR en los últimos meses de 2019, estamos reanudando las publicaciones del proyecto este primer lunes de 2020 con el texto de María del Pilar Guzmán Paredes, de Ecuador.
María del Pilar nos trae su mirada, simplemente, sobre las posibilidades de transformación que pueden ocurrir a través de la relación analítica entre el analista y el niño…
Semillar le gustaria abrir 2020 con este tema. El texto muestra una escena de sesión clínica, viva. ¿Qué evocó en cada uno de ustedes esta escena? ¿Cómo podemos pensar en la clínica psicoanalítica de niños que traen situaciones como este niño? ¡Vamos a hablar! ¡Volvemos a Sembrar!
Nuestros Juegos
Por María del Pilar Guzmán Paredes
Instituto Latinoamericano de Psicanálisis – ILap (Ecuador)
Cuando lo veo entrar no entiendo porque se esconde entre las sillas del pasillo de mi consulta, comienza a gritar y lanzar cosas mientras mira al abismo que constituimos yo y el fondo que me rodea. No se porque mi mente imagina los dibujos animados Angry Bird y mientras esquivo objetos puedo valvucear “jugamos a los Angry Bird”, la batalla termina y empieza una lluvia de carcajadas manieristas que no logro entender pero el niño sigue a mi mano que hace un gesto para que entre en mi consultorio, corre a la canasta de juegos y toma los objetos lanzándolos sin mayor razón que verlos desparramarse allí en le piso.
Así empezó el juego que ha durado unos 3 años entre los que hemos pasado de vivir batallas de juguetes, grafismos de las marcas que hacen tiras cómicas, letras que se juntan para ser leídas sin sentido y finalmente el libro de Toy Story que se ha convertido en un cómic dibujado entre él y yo
Fuera de nuestra realidad imaginaria han desfilado palabras diagnósticas que van desde autismo hasta severa inhibición del desarrollo. No importa en realidad esos nombres dados, lo importante es que poco a poco hemos pasado de una realidad absolutamente interna a una realidad compartida entre ambos y eso ha hecho que él pueda compartir también ese mundo con otros niños, unos profesores y por supuesto sus padres.
En el juego de los niños el analista es un amigable acompañante que ayuda a poner palabras a las cosas que se sienten, que comparte la alegria de jugar y que sobrevive a cualquier ataque de la capacidad de pensar que invade al niño y que destruye el juego; el analista es el guardián de la tranquila paz con la que un niño elabora sus experiencias traumáticas mientras le da existencia simbolizante.
Mi paciente y yo, allí entre juegos, juguetes, palabras, emociones, fuimos tejiendo una relación, y en esa relación el mundo caótico, aterrorizante, violento, devastador de los Angry Bird fue adquiriendo un lugar de dibujo animado, fue representándose, entonces, solo entonces, él y yo dejamos de ser unos dibujos animados para ser personas que podemos compartir gestos, sentimientos y pensamientos … y el mundo se abrió de repente a la intensa experiencia del encuentro con los pares y el aprendizaje … y allí estamos sobreviviendo y disfrutando.