Palabras para los Niños

El papel de los libros y la lectura en tiempos difíciles como el que estamos pasando, puede ser un refugio donde encontrar una forma de expresión de nuestra vida emocional. Cuando de infancia hablamos esta no es la excepción sino que justamente los niños pueden encontrar en la literatura un sitio donde poder reflejar o recrear aspectos internos, poner en palabras y desplegar su fantasía, un mundo interno muchas veces inabordable o incontrolable. Las situaciones de crisis pueden paralizar. La literatura como otras manifestaciones artísticas pueden brindar elementos que ayudan a elaborar el miedo y la incertidumbre. Leernos y leer a otros en momentos de crisis puede ser pensado como un acto de solidaridad por la decisiva aportación que la narración tiene en la lectura del mundo y el lugar que ocupamos en el.

Palabras para los niños

Ma. Cecilia Rodríguez da Silveira.

Psicoanalista.  Asociación Psicoanalítica del Uruguay (A.P.U.)

Magister en Literatura Infantil y Juvenil. Universidad Autónoma de Barcelona (U.A.B)

Además de afecto, cuidados y sostén emocional y físico, para crecer un bebe precisa palabras. Necesita ocupar un espacio en el deseo de alguien y un lugar simbólico: ser hablado, tener un nombre, ser representado en la vivencia interior de las personas que lo quieren y cuidan. Un baño de palabras da cobijo y envuelve al bebé, construyendo huellas a modo de matriz. Le proporciona un lugar simbólico desde antes de su nacimiento.

“…cada bebé es desde el comienzo una persona, y necesita de alguien que lo conozca”

 Winnicott (1971:141)

De huellas, deseos y palabras nacemos. El lenguaje nos constituye y hace humanos.

Yolanda Reyes (2014) nos dice que palabras poéticas envuelven al bebé y agrega:

 “Desde antes de nacer, las primeras noticias del mundo le llegan en clave de arrullo y, aún sin tener un rostro, hay una voz que lo inventa en el rito de nombrarlo. Así se construye un nido de símbolos que acoge al recién nacido y que es su texto inicial…” (p.5)

Dotar muchos momentos de la vida cotidiana de palabras acompaña, envuelve y transforma en familiar la espera. Ayuda a reconocer. Mucho antes de conocer el sentido semántico de las palabras y sus posibles combinaciones, los bebes ya dan muestras de comprender lo que les es transmitido en el conjunto de voces, gestos y miradas. Más allá del lenguaje verbal, muy tempranamente, aparecen claras muestras de fluidez, de ida y vuelta en la comunicación. Su ausencia alerta.

Rodari (2015) nos recuerda que:

Hablando al niño que aún no la puede comprender, la madre igualmente hace algo útil no sólo porque le ofrezca su compañía, su presencia portadora de protección y calor, sino también porque alimenta su “hambre de estímulos”. (p.93)

Quienes cuidan instauran una serie de juegos con el lenguaje que acompañan la vida cotidiana e inscriben al sujeto en el universo narrativo.

Un poco para mamá,

Un poco para papá;

Un poco para la abuela que vive en Luján,

Un poco para la tía que vive en Batán;

Y fue así como al niño

Le entró dolor de barriga”.

 Rodari (2015: 93)

De este modo, dice Rodari, se ofrece “…un sentido simbólico al acto de comer, extrayéndolo de la cadena de las esclavitudes cotidianas”. La palabra organiza, acompaña y ayuda a vivir y a convivir.

No sólo aporta sentido, sino que es afecto, comunicación y capacidad de juego, nutriéndose también del “sin sentido”. Para experimentar un placer compartible entre adultos y niños, basta evocar qué aporta un trabalenguas o un verso corto y juguetón, como pueden ser los limericks. La vasta y rica obra de Ma. Elena Walsh desplegó el valor de la función emotiva del lenguaje y del juego con el disparate a través de la palabra:

En el país de Nomeacuerdo, doy tres pasitos y me pierdo”.

(Walsh, Ma. E, 2012: 13) 

También, jugando con el lenguaje, dijo verdades sustanciales y cada vez más vigentes:

Quiero tiempo pero tiempo no apurado, tiempo de jugar que es el mejor, por favor me lo da suelto y no enjaulado, adentro de un despertador”.

(Walsh, Ma. E., 2000:69)

Bibliografia

Winnicott, D. (1980) El niño y el mundo externo. Bs.As.: Hormé

Reyes Y. (2014) El libro que canta. Bs. As.: Alfaguara

Rodari, G. (2015) Gramática de la fantasía. Bs.As.: Colihue

Walsh, M.E. (2012) Zoo loco. Uruguay: Alfaguara

 Walsh, M.E. (2000) Marcha de Osías en: El reino del revés. Bs.As.: Alfaguara

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