Detalhe de la portada del livro La comunidad desobrada, de Pablo Perera
«La interrupción está en el borde, o más bien, constituye el borde donde los seres se tocan, se exponen, se separan, se comunican de esta manera y propagan su comunidad. Sobre este borde, entregada a este borde y suscitada por él, nacida de la interrupción, hay una pasión –que es, si se quiere, la que queda del mito, o que es más bien ella misma la interrupción del mito» (Nancy, Jean Luc, La comunidad desobrada, Madrid, Arena libros, trad. Pablo Perera, 2001, p. 115).
El 2 de octubre hicimos una invitación que ustedes aceptaron y que se sostuvo apostando al deseo de seguir adelante con un congreso que intentábamos realizarlo a pesar de los tropiezos.
Dije en su momento que la realidad había superado nuestras expectativas, y hoy vuelvo decirles que la realidad superó las expectativas en el devenir de este largo y novedoso encuentro que tuvimos.
Más de 1500 personas acudieron a esta cita, setenta y tantas mesas de diálogo.
Nos congregamos durante un mes, quien lo diría, nos esperamos frente a una pantalla, nos saludamos, nos aplaudimos, al finalizar los encuentros vibraban las redes, nos acompañamos, nos conocimos muchos que solo sabíamos algo del otro, construimos lazos, al finalizar algunos encuentros escuche que los participantes decían que “esto no quede acá”.
Y a la siguiente semana al encontrarnos volvíamos a vibrar.
Se agitaron fronteras, se habló frontalmente poniendo sobre la mesa la diversidad, la política, el racismo, el poder, la corrupción. Los psicoanalistas rompimos la cáscara del ascetismo y el misticismo, dialogamos, denunciamos y debatimos con fuerte compromiso temas inquietantes que laceran nuestra Latinoamérica conmovida y dolorida.
Aquí, en este congreso que hoy estamos despidiendo escuchamos las voces de filósofos, politólogos, antropólogos, artistas, economistas en el afán de contribuir a ampliar nuestras referencias y tejer nuestros saberes con otras disciplinas para dar cuenta de las problemáticas actuales tanto en nuestros consultorios como en el malestar de la cultura contemporánea ante la desprotección, el abuso, la violencia, el desabrigo, el dolor, que atentan contra la vida y la construcción de subjetividad en nuestra región.
Se sacudieron cimientos caros al psicoanálisis y fueron intervenidos por otros, como Edipo, inconsciente, transferencia, sexualidades, transmisión del psicoanálisis, dialogando con género, diversidad sexual, rituales, poder, totalitarismos, antropoceno, la metapsico-política, nuevas cartografías.
Y luego de esta labor telúrica en las fronteras auguramos que irán asomando las marcas de lo vivido en nuestro psicoanálisis Latinoamericano.
Elizabeth Chapuy
Comisión Científica
Fepal 2018/2020