La lactancia prolongada y la libre demanda

Continuamos con las publicaciones sobre temas relacionados con el comienzo de la vida. Hoy tenemos la contribución de Fernando Anguiano González, analista en formación en México, que pone su mirada en la lactancia materna prolongada y la libre demanda. Tema que se está abordando en gran medida por último, pero que divide las opiniones… Fernando nos presenta algunos aspéctos sobre las implicaciones en el desarrollo psicológico del bebé. Deje su mirada en los comentarios, vamos Semillar!

La lactancia prolongada y la libre demanda

Por Fernando Anguiano González (Asociación Psicoanalítica de Guadalajara)

El tema que al que nos han invitado a escribir en esta ocasión, es un tema polémico en algunos contextos sociales actuales. Conozco posturas a favor y en contra, y yo presentó mi punto desde mi entendimiento psicoanalítico.

El tema me remite a Donald Winnicott y sus ideas sobre la transicionalidad, como un proceso, un pasaje de un estado mental del bebé a otro diferente, una transición. El bebé pasa de ser Uno con la madre, estar fusionado; vive el proceso de separación individuación y como resultado final, en el mejor de los casos, adquiere su individualidad.

Desde Freud se ha hablado que para la formación de la representación psíquica se necesita la presencia del objeto y también su ausencia. Es decir, para que se registré en la mente del bebé una representación de la madre, como objeto de amor inicial, tiene que haber un encuentro, -presencia- y además la madre debe quitarse para que el bebé pueda recordarla –ausencia- y así vuelva a aparecer y “reforzar” –si se me permite la expresión- esa representación.

Winnicott explica que ese esbozo primero de representación, debe ser cuidado para que no desaparezca, si el bebé necesita de la madre y esta no aparece, la representación se vuelve inservible. La presencia constante en los primeros meses de vida es fundamental para que el bebé puede representar a la madre, y pueda usarla para calmarse en su ausencia. El bebé necesita ser Uno con la madre y paulatinamente –esta me parece que es la palabra clave- debe irse separando, para que el bebé pueda registrarla en su psiquismo. Ilusión-desilusión, presencia-ausencia, André Green diría ligar-desligar, pulsión de vida-pulsión de muerte.

Si este ir y venir no se dá, se corre el riesgo de que el bebé no registre psíquicamente a la mamá, y él no pueda separarse de ella en el futuro y se quede con una necesidad concreta de mamá, que tenga dificultades para acceder al pensamiento, a poder elaborar la ausencia, y de ahí desarrollar diferentes patologías relacionadas con las dependencias como en el caso de las adicciones.

Considero que el bebé desea estar pegado, sin sufrimiento, colmado por la madre, en simbiosis, y Winnicott menciona que la madre suficientemente buena actúa así, con devoción y entrega total, sin embargo, hay un tiempo en donde debe separarse, y dejar que su hijo comience a construir un aparato a partir también de la ausencia.

La lactancia prolongada, o incluso el colecho, pueden taponear la ausencia necesaria para la estructuración del psiquismo, y la familia podría quedar atrapada en una cuestión simbiótica con ambigüedad, con mayores dificultades para la diferenciación y el pensamiento simbólico de los hijos, así dificultándoles los procesos de separación e independencia.

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