Esparcir palabras

Detalle de «Predica e Punizione dell’Anticristo (Catedrale di Orvieto, Cappella di San Brizio)», de Luca signorelli

Por Raya Angel Zonana

Escogimos Lo efímero como tema en enero de 2020. Todavía no imaginábamos cuán abruptamente esta condición se haría tan palpable. El coronavirus era algo lejano y extraño que estaba sucediendo allá lejos en China. Increíble nuestra propia negación, como si nada de esto pudiera golpearnos. Después de todo, en febrero hay carnaval y Río de Janeiro sigue hermoso!  

No queríamos percibir   que las distancias se vuelven cada vez más cortas, que China está allí, simplemente al doblar la primera esquina, y que el leve aleteo de las alas de una mariposa en el Este, algo tan distante, efímero y fugaz, puede accionar una ruptura en el otro lado del mundo, el «nuestro».  

Si el fugaz y rápido aleteo de una mariposa puede ser tan transformador ¿Qué decir del poder de cada palabra fugaz? Esta adquisición fundante  de lo humano.

La palabra nunca es neutra y, en equilibrio inestable, en su polisemia, trae a cada sonido un mundo de transformaciones.  

Tres autores que escribieron en este efímero de Calibán nos acompañan hoy en el lanzamiento de un número potente que difunde la palabra hablada por toda América Latina. Con las sociedades cerradas, optamos por dejar la impresión de este número, la palabra escrita, para otro momento. Calibán  se inscribe entonces en la virtualidad de la pantalla y aquí, ahora, entre nosotros. Las líneas que, en la versión impresa, dejamos a un lado de los textos para un diálogo entre autor y lector – que así puede crear su propio texto – fueron sustituidas, en este nuevo instrumento, el zoom, por la palabra hablada. Al levantar vuelo a través de las ventanas virtuales, llega a cada uno en un diálogo creado en tiempo real.  

Verba volant scripta manent tiene muchas interpretaciones.  Humanos, hechos de historia y memoria, cada palabra es alimento desde el instante en que un adulto susurra la Cultura en los oídos del nuevo ser. ¿No es esta también la historia de un análisis? Sesiones de efímeros 50 minutos, zurcidas, hacen, en un momento dado, salir del capullo una mariposa y en el batir de sus alas, una palabra, un sonido que perdurará como un momento sagrado del cambio de una historia. Palabra olvidada para ser siempre recordada, como escribe Eduardo de São Thiago en su artículo para Calibán.

La palabra mantiene la vida y el sujeto. Al no ser hablado, el sujeto se escurre en lo efímero de la vida.

Luis Campalans trata  la transitoriedad  y la segunda muerte, aportando al tema de lo efímero la función de la palabra que sostiene al sujeto en un  entre  muertes. Pero cuando hablamos de entre muertes, ¿también  estaríamos hablando entre vidas? ¿Estaríamos hablando de personas que, al nacer, ya están destinadas a una vida menor, una vida menos? ¿Y es posible hacer el duelo de estas  personas, de estos seres «más matables? ¿Para una vida menos digna puede advenir alguna dignidad en los rituales que la muerte exige, los humanos que somos?

En La transitoriedad, Freud nos hace notar la vulnerabilidad y finitud que recaen sobre cada ser vivo en nuestro mundo perecedero y que en estos tiempos sombríos lo vivimos de una manera aterradora. Estamos de duelo, perdemos una idea de vida y estamos en un work in progress, tratando de crear otra forma de vivir. En La peste, Camus escribe al  principio del libro que «una manera de trabar conocimiento  con una ciudad es descubrir cómo  allí se trabaja, cómo se ama y cómo se muere».

Los que podemos, trabajamos online, ‘sin correr riesgos’, ya que ahora somos peligrosos para el prójimo, y el prójimo peligroso para nosotros.

Pero hay quienes necesitan salir de la casa para que otros puedan mantener el aislamiento y, ahí sí, descubrimos cómo se ama (al prójimo) ¡y cómo se muere!  

Carla Rodrigues, al hablar de duelo uno por uno, de una muerte significada, en la que la singularidad de una vida se extiende hasta la muerte, nos remite al sitio Los innumerables, monumento virtual a aquellos que perdieron la vida por Covid19 y por el negacionismo de un gobierno mortífero. Después del nombre de cada uno de los muertos, hay una frase que caracteriza lo que fue el sujeto en vida. No es un número, es un sujeto que pierde la vida.

Y sabemos – muchos poetas  ya lo dijeron- en cada muerte muere un mundo.

Un libro, una revista son también un mundo lleno de palabras, frases, ideas. Tal vez por eso, para un sistema autoritario, representa un peligro. Quemar libros siempre ha sido un ostentoso acto de autoritarismo.

En Brasil, ahora tenemos un proyecto de ley que pretende  aumentar los impuestos a los libros con el argumento – si eso es un argumento! – que los libros son objetos para los ricos. » los pobres no leen», dicen. La necropolítica, el poder que el Estado tiene sobre la vida y muerte del sujeto, se da  por la palabra saqueada.

¿llegaremos a Fahrenheit 451? Tendremos entonces que revivir al Narrador,  éste de quien Walter Benjamin escribe, y hacer de la palabra escrita una palabra volante.

Escribir o hablar, la palabra es resistencia. Y Calibán insiste, invitando al lector a unirse al equipo que planea y ejecuta la revista para, en el dicho de R. Barthes, hacer la historia al «esparcir como polvo, día tras día, los vestigios de una época”

Traducción Carolina García, Soledad Sosa

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