1 – ¿Qué significa para usted ser un representante de América Latina en el Board de IPA y cuál es la importancia de la comunicación entre los representantes y FEPAL?
Significa un honor y un compromiso con la membresía latinoamericana y con el psicoanálisis mundial. Una de las funciones de los siete representantes latinoamericanos es la de ser enlace de las sociedades de nuestra región con el Board. En mi caso, en los últimos dos años he sido el enlace con las tres sociedades colombianas y la sociedad peruana, de la que soy miembro. Los he tenido siempre informados de los acontecimientos IPA y me reuní en Bogotá con autoridades, miembros y candidatos de las tres sociedades durante una jornada en la que tratamos tanto asuntos societarios como científicos.
2 – El mundo está caótico, los principios que guían el tratado de los “Derechos Humanos” están siendo atacados cada vez más. Para usted, ¿qué es lo que el psicoanálisis tiene que ver con eso?
El psicoanálisis siempre ha estado involucrado, de una manera o de otra, en la época en la que nos ha tocado vivir. En esos tiempos, la posibilidad de expresarse a través de plataformas virtuales y de participaciones reales son posibles. Habrá ocasiones en las que será necesario pronunciarse institucionalmente.
3 – ¿Qué piensa sobre los modelos de formación en los institutos de enseñanza y también sobre la autonomía de las sociedades psicoanalíticas en relación a los modelos vigentes?
Actualmente, soy el director del Instituto de la SPP. Por lo que mis respuestas estarán probablemente sesgadas por esa razón.
La autonomía de las sociedades psicoanalíticas en relación a los modelos vigentes es total. Claro, dentro de ciertos límites, estos son: que los candidatos se analicen algunas sesiones por semana, supervisen más de un caso y tengan un número de seminarios de psicoanálisis. El debate de número exacto de sesiones, es secundario respecto a la autonomía real de los institutos en el mundo.
A) ¿Qué piensa Ud. sobre la integración de los candidatos (representantes) en las directorías de los institutos?
En mi sociedad, hemos integrado de modo permanente a los delegados de las dos promociones en curso en la Comisión Docente, que es la que encargada de ver los seminarios y profesores.
B) ¿Qué piensa Ud. sobre la categoría de “analista didacta” en los institutos?
No la encuentro problemática. Supongo que en algunos institutos los requisitos para acceder a “didacta” deben ser rígidos. Habría que cambiarlos.
C) ¿Considera que existe diferencia entre el análisis personal y el didáctico? ¿En qué sentido?
La respuesta a esa pregunta es que ambas son verdad, son lo mismo y no lo son. Y, además, supone dos perspectivas diferentes: la del analista y la del candidato. Para el analista, la condición de colega psicoanalítico del paciente debe pesar de alguna forma en la contratransferencia. Eso lo hace diferente. Ademas hay que tener en cuenta que los análisis didacticos son siempre alta frecuencia y la mayoría de los otros casos, no. Por otra parte, es a la vez lo mismo que un análisis personal, en tanto se trata de una persona que nos consulta y el trato técnico, el encuadre, es siempre el mismo.
Para el analizado, algo en la transferencia hacia la institución ser parte de la neurosis de trasferencia que tenga hacia el analista, me parece.
D) ¿Cuáles son para Ud. las profesiones que se admiten para el ingreso al instituto? ¿Médico o psicólogo únicamente? ¿Otras?
En mi sociedad siempre se ha aceptado a profesionales otros que médicos o psicólogos. Educadores, antropólogos, sociólogos, lingüistas, teólogos han sido bienvenidos.
4 – Las sociedades psicoanalíticas han intentado hacer cambios, teniendo en consideración factores sociales, políticos y culturales. ¿Cuál es su opinión respecto al “análisis a distancia” para personas que residen en regiones distantes de los grandes centros?
Es un instrumento útil cuando es necesario. ILAP es un extraordinario ejemplo del uso del cyberanálisis.
5 – Teniendo en cuenta el texto de Freud “Recordar, repetir, elaborar”, ¿de qué forma el psicoanálisis puede contribuir con el tema de la memoria colectiva y de los lazos sociales? En este contexto, ¿cómo analizar las palabras de orden: “Nadie suelta la mano de nadie”, “Tortura nunca más” o “Recordar para nunca olvidar”?
La dimensión social y política, ciertamente compete al psicoanálisis institucional. Es mucho, pero insuficiente, lo que el psicoanálisis ya ha aportado al entendimiento de la memoria colectiva y de los lazos sociales.
6 – El próximo congreso de FEPAL, en 2020, tendrá como tema “Fronteras”. ¿De qué punto de vista abordaría las fronteras psicoanalíticas?
Mi participación en el congreso de FEPAL no será como representante de LA en la IPA. Personalmente tengo pensado participar con un trabajo que tiene el título tentativo: “A Desalambrar”, que tratara sobre una lectura de las fronteras internas de la mente, usando el modelo de Ignacio Matte Blanco.