1 – ¿Qué significa para usted ser un representante de América Latina en el Board de IPA y cuál es la importancia de la comunicación entre los representantes y FEPAL?
Haber sido electa como representante, significa para mí una responsabilidad y un compromiso en el logro de una función de enlace entre las instituciones latinoamericanas, sus miembros y el Board de IPA. El desafío implica un mayor contacto personal y directo con los representantes de las sociedades -con realidades cambiantes y diversas- buscando posicionar una voz y un espacio para el pensamiento latinoamericano, en donde puedan ser puestos en juego la representatividad democrática, el pluralismo y la participación.
La comunicación es prioritaria. Siempre he planteado la idea de visibilizar las instituciones y la difusión intra y extramuros en mi trabajo en el área de Comunicaciones (SAP, Fepal, IPA). Es por ello que valoro un contacto fluido con Fepal, conservando los espacios ya existentes de intercambio en las reuniones de presidentes latinoamericanos y en las Asambleas, y promoviendo el uso de los canales de comunicación en boletines, páginas web y redes sociales.
Considero también oportuno pensar modos de trabajo y participación conjunta entre Fepal e IPA que permitan un intercambio de los desarrollos psicoanalíticos en las diferentes regiones.
2- El mundo está caótico, los principios que guían el tratado de los “Derechos Humanos” están siendo atacados cada vez más. Para usted, ¿qué es lo que el psicoanálisis tiene que ver con eso?
El Psicoanálisis tiene un compromiso ineludible con los derechos humanos y la defensa y protección de los mismos.
Creo que el psicoanálisis nos ofrece instrumentos para pensar los acontecimientos actuales y encontrar un atisbo de esperanza en el trabajo en común. En un mundo en continua crisis que amenaza con totalitarismos, un espacio de pensamiento analítico es necesario para resistir estos embates tanto en la sociedad como en la vida familiar. Sólo por mencionar algunas áreas, se hace necesario comprometer una mirada atenta a los derechos de la infancia, las cuestiones de género y diversidad sexual, a las poblaciones afectadas por procesos masivos de desplazamiento y a los colegas que han elegido o se han vistos obligados a migrar y ayudarlos en su inserción en el nuevo país.
3 – ¿Qué piensa sobre los modelos de formación en los institutos de enseñanza y también sobre la autonomía de las sociedades psicoanalíticas en relación a los modelos vigentes?
A) ¿Qué piensa Ud. sobre la integración de los candidatos (representantes) en las directorías de los institutos?
B) ¿Qué piensa Ud. sobre la categoría de “analista didacta” en los institutos?
C) ¿Considera que existe diferencia entre el análisis personal y el didáctico? ¿En qué sentido?
D) ¿Cuáles son para Ud. las profesiones que se admiten para el ingreso al instituto? ¿Médico o psicólogo únicamente? ¿Otras?
El campo analítico contemporáneo es un conjunto de confluencias y divergencias, ambigüedades y complejidades, una obra en permanente construcción, que nos pide nuevas miradas sobre lo que se entiende por la formación analítica. Cada instituto debe trabajar en encontrar su mejor propuesta programática para sus candidatos. Es necesario que los futuros analistas puedan atravesar un análisis como requisito de su formación. El análisis debe ser terapéutico y no debería haber diferencias entre ellos, en un cuidadoso interjuego de las reglamentaciones, preservando la intimidad de analista y paciente, acompañando procesos complejos de formación y lo personal de cada candidato.
La categoría de analista didáctico es una función resultado de un proceso que implica varios años de trayectoria, pertenencia y compromiso con nuestra disciplina, que permite acompañar procesos analíticos personales a fin de profundizar en el conocimiento propio, de lo cual se derivará la capacidad para conducir psicoanálisis con responsabilidad y ética.
En algunos casos, los candidatos son parte activa del desarrollo de la currícula; es interesante poder contar con la opinión de ellos en un diálogo comprometido en las Directorias. En muchas sociedades sólo se admiten médicos y psicólogos, en consonancia con las legislaciones locales, en tanto que en otras está abierto a más profesiones. Ambos puntos son parte de la discusión actual.
4 – Las sociedades psicoanalíticas han intentado hacer cambios, teniendo en consideración factores sociales, políticos y culturales. ¿Cuál es su opinión respecto al “análisis a distancia” para personas que residen en regiones distantes de los grandes centros?
Creo que hay que apostar a la permanencia y defensa de los valores del psicoanálisis en el seno de las transformaciones histórico-sociales en las que vivimos. Esto nos exige una permanente reelaboración teórica de los fundamentos que lo rigen, ligados a los desarrollos clínicos que se realizan, extendiendo los límites de la analizabilidad. El psicoanálisis está inserto en la cultura; es por eso que son bienvenidos los cambios que se están intentando pensar e implementar, en consonancia con el espíritu de IPA en estas épocas, discutiendo la incidencia de las nuevas tecnologías en el contexto psicoanalítico. En particular, tener en cuenta las nuevas situaciones generadas por el análisis a distancia, el análisis remoto en la capacitación, la protección de la confidencialidad de los tratamientos y las supervisiones vía internet, estudiando sus particularidades y sus efectos.
5 – Teniendo en cuenta el texto de Freud “Recordar, repetir, elaborar”, ¿de qué forma el psicoanálisis puede contribuir con el tema de la memoria colectiva y de los lazos sociales? En este contexto, ¿cómo analizar las palabras de orden: “Nadie suelta la mano de nadie”, “Tortura nunca más” o “Recordar para nunca olvidar”?
El texto freudiano señala que es preciso dar tiempo a la reelaboración, en un proceso que exige espera, y dar espacio a un decurso que no puede ser evitado, pero tampoco apurado.
Las situaciones traumáticas padecidas por el cuerpo social requieren mucho tiempo para ser aceptadas o elaboradas, para que después se puedan pasar a recuerdo.
La escucha analítica brinda la oportunidad de historizar y facilita procesos de transmisión e inscripción de aquello que no es posible narrar. Valorar la veracidad del testimonio de las personas es fundamental para la salud mental, facilitando los procesos de reparación, pero además, para que se produzcan efectos reparatorios se necesita de la reparación social que facilite la reparación individual.
6 – El próximo congreso de FEPAL, en 2020, tendrá como tema “Fronteras”. ¿De qué punto de vista abordaría las fronteras psicoanalíticas?
Las abordaría desde un espíritu crítico y permeable teniendo presente que las fronteras son lugares de intercambio; separan, pero comunican a la vez y permiten intercambios creativos. Considero necesario dar lugar a lo nuevo y extraño, tolerando las diferencias. En este sentido, pienso que nuestras fronteras teóricas debieran ampliarse, animándonos a interrogar, soportando la incertidumbre, el no saber.