Entrevista con Fernando Orduz

  Detalle de la portada del libro Gog, de Giovanni Papini

“Vivimos contándonos relatos unos a otros, no solamente en el diván, la vida misma es un relato que contamos a otros”.

Fernando Orduz es psicoanalista, miembro titular de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis, Bogotá, Colombia.

1 – ¿Cuál es la relación entre Literatura y Psicoanálisis?

Guiovanni Papini escribió un libro llamado Gog en el año 1931, allí fabula sobre un Freud que anhelaba ser literato: “Yo soy un hombre de ciencia por necesidad, no por vocación…Mi héroe secreto ha sido siempre, desde la niñez, Goethe. Hubiera querido entonces llegar a ser un poeta y durante toda la vida he deseado escribir novelas….”.  Para Gog, Freud tenía la idea de transformar una rama de la medicina, la psiquiatría, en literatura.

Si uno observara la obra de Freud, encontraría que muchos de sus textos e historiales fueron inspirados en testimonios escriturales y no en manifestaciones orales de diván. Tan solo para  enumerar algunos casos:  Juanito fue correspondencia, Schreber unas memorias, El hombre de arena de Hoffmann le sirve de referente para lo siniestro, La Gradiva de Jensen (que antes de ser escritor estudió medicina) funcionó como modelo para explicar los delirios y los sueños; Frazer y su Rama Dorada inspiran el texto de Totem y Tabú así como Le Bon presta su alma colectiva para la reflexión sobre psicología de las masas.

Esa pre-tensión literaria lo acompañaba desde el principio de su obra, en un párrafo de uno de sus primeros historiales clínicos (Elizabeth von R.) dice que sus historiales clínicos deberían ser leídos como novelas breves, libres de la seriedad de lo científico. La profundidad del poeta acompañada de unas “formulas psicológicas”, dice Freud, le permitieron la intelección de la histeria.

En el Freud que describe Papini se dice lo mismo: “El relato de cada paciente me parece la obra de un literato que intenta desentrañar las honduras que animan al personaje que portan como máscara en sus acontecimientos cotidianos”.

Terminaría esta idea planteando que cuando Freud necesita darle un nombre a ese complejo de afectos que se desatan al interior de la trama familiar, navegó por personajes trágicos. Inicialmente dudó si nombrar Edipo a ese complejo relacional porque le parecía que el mejor ejemplo para esa histerogénesis era Hamlet, décadas después pensó que dicho complejo debía nominarse con el nombre de los Hermanos Karamazov.

2 – ¿Cómo influye la Literatura de ficción en su trabajo como Psicoanalista?

Quisiera decir que no solo la literatura influye en mi labor, creo que muchos aconte-seres me in-fluyen, todo el tiempo. Como diría un poeta colombiano (Barba Jacob): “…hay días en que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza, y hasta las propias penas nos hacen sonreir”. 

Las palabras tienen muchas formas de abordarnos, ya sea oral o escrituralmente; la escritura también tiene diversas formas de tocarnos… recuerdo una frase de García Márquez a propósito de la pasta (Roma en verano): “esa comida prodigiosa que cambia de sabor con sólo cambiar de forma”.  Así me va tocando la palabra con sus diversas formas escriturales, las que pasan por una imagen rayada en un lienzo o en la pared de una ciudad, o en la ficción de la literatura o de una imagen cinética en una pantalla, o en la carne real de un verso rimado en una  melódica canción.  Ese Nobel dado a Bob Dylan (aunque yo se lo habría dado a Vinicius de Moraes o a Agustín Lara muchos años antes) tiene ese importante sentido de mostrarnos que la literatura nos asalta la imaginación en diversas formas, tan poética puede ser una frase de un paciente, como tan conversante puede ser el tejido de unos caracteres tatuados en la nívea superficie de una hoja de papel o de una piel.

Hace muchos años un género literario me llegó a través del cine, la película se llamaba El Halcón Maltés, y de la sala de cine salí a buscar al autor de ese texto, Dashiell Hammett (quien logró sobrevivir a la gripa española, la guerra, la tuberculosis y al alcoholismo, para convertirse en escritor).  Luego se desató una pasión  bibliófaga por el género policíaco que me llevó por la letra de Conan Doyle (otro médico que devino literato) y muchos otros de los que destaco el Harlem oscuro narrado por Chester Himes (juvenil ladronzuelo que descubrió su espíritu escritor tras las rejas) y los laberintos de la corrupción humana combatidos por  Mandrake, personaje que creó ese abogado brasilero que devino novelista llamado Rubem Fonseca. Mi pasión devoradora se detuvo a rumiar  durante  algún tiempo en la forma en que observaba el fraile franciscano Guillermo de Bakersville (alter-ego de Umberto Eco) los acertijos criminales  que Jorge de Burgos (alter-ego de Borges?) tejía desde las oscuridades profundas de su ser.

Gracias a  Umberto Eco y Thomas Sebeok, en su libro El Signo de los tres,  comprendí que la labor del detective y la del psicoanalista obedecían a métodos similares. Ahí encontré aquello que mencioné párrafoa antes que Freud denominó la “fórmula psicológica” que había que añadir a la profundidad del poeta, y entendí que la clave estaba de nuevo en  la misma literatura. Sherlock Holmes dice: “Son pocas las personas que, si se les cuenta el resultado, son capaces de extraer de lo mas hondo de su propia conciencia los pasos que condujeron  a  ese resultado. A esa facultad es a la que me refiero cuando hablo de razonar hacia atrás, es decir, analíticamente.

Si el Freud de Papini dice que el médico vienés quería convertir la psiquiatría en literatura, podría pensar que en últimas la formación médica decimonónica o de gran parte del siglo XX, se basaba en una lectura de los síntomas del cuerpo humano. El heredero de la tradición hipocrática leía los signos que iban quedando en la superficie del soma: percibía un matiz del color de la dermis, palpaba el cuerpo buscando alguna sonoridad particular, percibía algún extraño olor que indicara si algo se  cocinaba a fuego lento en alguna profundidad orgánica. Los actos y el cuerpo son una superficie para leer, tanto como las palabras.

3- ¿Qué obra o autor de Literatura le inspiró a ser creativo en su trabajo?

En los últimos años hay un autor que me atrapó en su forma de tejer la palabra, tiene una singularidad que no sé como definirle, si como novelista o  ensayista, como crítico o poeta.  Su lectura me ha enseñado mas sobre el oficio del análisis que cualquier artículo donde me dan recomendaciones formales y técnicas sobre cómo cultivar unas reglas que me legitimen como analista.

La primera obra a la que accedí se llamaba Butes, es la historia de un personaje mitológico menor, que viajaba con los Argonautas. En ese viaje, la nave de los Argonautas cruza por el territorio mortal de las sirenas, quienes atraían a sus víctimas con la belleza de su melódico canto.   Orfeo las combate con los tonos de su lira y logra vencer el canto de los bellos monstruos. Butes  toma una decisión contraria a la de sus compañeros,  se arroja a las aguas tormentosas a enfrentar el en-canto letal. Allí donde Ulises se amarró a un mástil para sobrevivir, Butes se desató. En ese texto de Quignard encontré que la primera vez que se utiliza la palabra Analysis en el mundo griego, es cuando Homero dice que el rey de Itaca se deshizo de la cuerdas; analizar es quitar las amarras que nos atan. Tras leer eso como no iba a lanzarme a las aguas profundas de las letras de Quignard.

Lo último que leí de él fue una entrevista donde decía que los sueños eran el funcionamiento mental de los seres humanos y de los animales y que el pensamiento era lo que el lenguaje introducía en ese funcionamiento onírico, y ubicaba al sueño como el terreno de la intimidad: “Es al funcionamiento del sueño al que uno tiene que acudir para saber, para estar íntimamente consigo mismo, para saber a quién se ama; así siempre lo he hecho yo con mis decisiones amorosas …el sueño es el confidente íntimo, la intimidad misma”.

Pero estando la pregunta atada a la palabra creación, no podría reducirla a la experiencia de la literatura. Recuerdo una experiencia en el MALBA, en la cual una artista narraba obras de arte. Eso me llamó muchísimo la atención porque en últimas vivimos contándonos relatos unos a otros, no solamente en el diván, la vida misma es un relato que contamos a otros.

Dentro de ese orden de ideas hay una obra de Sophie Calle llamada Dolor Exquisito. Son 99 dípticos de fotografía en un gran formato. En la parte de arriba hay una imagen, en la parte de abajo hay un relato de dolor. La fotografía-relato de la izquierda es un relato de un dolor de desamor de la artista, siempre la misma foto, siempre el mismo relato.  La foto-relato de la derecha es un relato del dolor de otra persona, ese relato fotográfico si  va cambiando en cada uno de los 99 dípticos colgados a lo largo de la extensas paredes del museo.   Dice Sophie Calle: “…escogí, como un conjuro, contar mi sufrimiento…para ello, he preguntado a mis interlocutores, amigos, o conocidos: “¿Cuándo a sufrido Vd. más?”.  En la medida en que uno avanza observando las fotos, se da cuenta que la tinta del relato de la artista dolida se va deshaciendo en cada foto hasta hacerse invisible en las últimas. “Este intercambio se interrumpiría cuando yo hubiese asimilado mi propia historia a fuerza de contarla o bien relativizar mi pena comparándola con la de otros”.

Aunque sobre decirlo, mientras recorría la obra de Sophie Calle no podía sino pensar en aquel concepto del trabajo de elaboración planteado por Freud.

4- ¿Cuál es la función de la literatura en tiempos de aislamiento social? ¿Recomendaría algún autor o libro a los lectores durante la cuarentena?

En algún lugar leí que en estos tiempos de cuarentena las personas descubrieron que podían vivir sin viajes y sin restaurantes pero que no podrían vivir sin películas o libros. Haciendo eco a esta idea creo que la literatura, y el arte en general, siempre nos han ofrecido mundos virtuales alternativos. En épocas pandémicas de aislamiento, o en épocas epidémicas de soledad,  los relatos son refugios en los cuales amparamos nuestra desolación.

Tal vez para entender algo de lo que nos pasa  hoy en día una reacción ha sido buscar en la literatura herramientas de comprensión  de momentos similares, posiblemente por ello emergen todas esas recomendaciones de libros ligados a la peste iniciando con la obra de Camus y pasando por el Decameron o el Ensayo sobre la ceguera. Por esto plantearía que mi primera Re-comendación para estos tiempos de re-cogimiento y resguardo es hacer énfasis en ese prefijo Re…rememorar o re-visitar textos. Cada quien tendrá los suyos.

Hoy los tiempos son oscuros y la caricia de la muerte nos recuerda la vulnerabilidad de nuestra existencia. Tal vez por ahí hay lecturas que emergen en estos días, ligadas a esta sensación. De nuevo entre los márgenes de las imágenes y las palabras, hay un bello guión de Margarite Duras: Hiroshima mon amour. Dos sobrevivientes de la guerra se encuentran en la ciudad donde la humanidad perdió la esperanza, y justo en ese lugar, el amor los envuelve. Porque como dice García Márquez en El amor en los tiempos del cólera: “ El amor era el amor en cualquier tiempo y en cualquier parte pero tanto mas denso cuanto mas cerca de la muerte.

Finalmente diría que en estos días hago con mas frecuencia lo que ya he venido haciendo desde algunos años en estás épocas de la Web. Influido por esa acción que nos imponen las búsquedas virtuales, lo que hago es navegar cual barco ebrio por los diversos horizontes que me ofrece cualquier lectura. Un fragmento de alguna frase de una novela fácilmente me hace ir hacia otra frase que recuerdo similar en otro autor, y en esa búsqueda mi objetivo puede desvariar por diversidad de otros textos, es una libre asociación virtual. Tal vez en ese hecho  no hay nada  novedoso y posiblemente lo que hago es recordar en la virtualidad lo que la lectura de Rayuela de Cortázar me sugirió en otras épocas mas ligadas al papel que a la pantalla, o lo que antes había leído en la forma de escribir de André Bretón y su pandilla surrealista,  o simplemente lo que ya Freud había enunciado en su descripción de la arquitectura móvil del inconsciente.

 Tiago Mussi

tiagofrancoh@gmail.com

O seu endereço de e-mail não será publicado. Campos obrigatórios são marcados com *

Custom Sidebar

You can set categories/tags/taxonomies to use the global sidebar, a specific existing sidebar or create a brand new one.