Seguimos la secuencia de publicaciones semanales con la mirada y reflexiones importantes de Gaëlle Bosch, nuestra colega de Guadalajara, sobre “el mundo adolescente”.
El adolescente con-movido
Por Gaëlle Bosch
Analista en Formación
Asociación Psicoanalítica de Guadalajara
Cuando el ambiente demanda adaptaciones y cambios de nosotros, en el mejor de los casos abrimos diferentes caminos para desarrollar nuestras actividades en el día a día. Nuestro psiquismo va buscando maneras de poder dar “solución” a la pulsión que siempre, irremediablemente busca la satisfacción. Ya sea creando nuevos pensamientos, ideas, estrategias, maneras de comunicarnos, nuevas formas de relacionarnos con los de afuera y con nosotros mismos vamos logrando sortear y disfrutar los avatares de la vida. No siempre resulta así; a veces encontramos soluciones en otras formas menos reparadoras como puede ser enfermando física y emocionalmente. Ante los cambios, la angustia y el miedo pueden provocar una dinámica dañina cómo me relaciono con la realidad. Así todos, absolutamente todos de manera particular vamos tratando de vencer nuestra evidente fragilidad ante un mundo cambiante.
¿Qué alternativas y oportunidades tienen los adolescentes en estos tiempos de crisis y confinamiento para enfrentar su fragilidad?
Aunque la adolescencia tiene sus propias características como etapa en el ciclo de la vida, no son los “bichos raros” que muchas veces queremos ver. Al elegir frases como “la pasan mal”, “no saben lo que quieren”, entre otras que usamos “de cajón”, nos delatamos al mostrar que quizá no nos estamos entendiendo con ellos del todo. No con esto propongo que hagamos oídos sordos a su sufrimiento, pero sí que ampliemos nuestra visión para reconocer la fuerza que hay en ellos.
Se dice que el adolescente es un actuador por excelencia; es fundante de su personalidad el poder salir a la exogamia, buscar nuevos espacios dónde tener un grupo con quienes identificarse. Ingresa a clubes, crea bandas, es parte de otros grupos lejos de la familia facilitando la oportunidad de entrar en contacto con nuevas subjetividades y transformando la propia. Muchas veces se ven rebasados por las emociones, afectos y sensaciones, y es verdad que insuficientes pueden ser las palabras para poder hablar y pensar sobre lo que van viviendo. Pero vamos retomando un poco los alcances que hasta el día de hoy han tenido los adolescentes.
Ellos han sido quienes nos han movido nuestras formas un tanto fijas y testarudas de actuar y de pensar a lo largo de la historia al cuestionarlas; encuentran los puntos flacos desde donde la estructura puede comenzar a ser moldeable. Ampliaron el camino digital de las relaciones a distancia, del networking, del comercio a través de los influencers, la oportunidad de tener la oficina en casa o “home office”, tantas formas nuevas que en su momento nos escandalizaron y que ahora nos parecen tan necesarias en momentos de distanciamiento social.
Yo diría que el adolescente es por excelencia un ser con-movido por la vida, su crisis es oportunidad. Me pregunto si los adultos podremos tolerar que el adolescente nos ponga de frente ante nuestras propias incapacidades, ya que el cuestionar nuestras certezas es nuestro riesgo de vivir una crisis interna. ¿Seremos capaces de dejarlos con-mover por ellos para encontrar nuevas y diversas formas de disfrutar de un mundo cambiante?