Revolving mirror, de Olafur Eliason
Mesa Calibán, Congreso Fepal 2020, 23 de octubre de 2020.
Creatividad y emoción envolvieron el encuentro que tuvo lugar en la mesa de Calibán, Revista Latinoamericana de Psicoanálisis, en el Primer Congreso Virtual de Fepal, en este mes de octubre de 2020. El número 16, Fronteras, fue lanzado durante el Congreso y está disponible en el sitio web (calibanrlp.com).
Calibán una revista en movimiento, lleva la marca del trabajo y los desafíos del psicoanálisis que se trasmite por la escritura y la lectura en América Latina. En tiempos intempestivos, cuando trabajamos en los bordes del saber, Fronteras es un número polifónico en el que la diversidad de las ideas de los psicoanalistas se entrelaza con el pensamiento de autores de otras disciplinas. De cierta forma, vivir juntos, es la esencia de Calibán.
¿Cómo haremos para vivir juntos? surgió en un tiempo que ya no tenemos. Sería el tema de la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2020. Aún así este es un tema que recorre la historia de la humanidad y el trabajo para esta conquista – vivir juntos – se transforma en arte.
Interrogar el porvenir de los lazos sociales, la vida en común, y el malestar en sus expresiones contemporáneas; pensar en la aniquilación de lo Otro, la ruptura de aquello que funda el lazo social – la alteridad radical que nos constituye como sujetos, sin lo cual no hay modo de existencia – , fue la idea que nos hizo proponer este encuentro.
La polifonía de la revista también se hizo ver en la mesa, que tuvo las voces de Paulo Endo y Mariano Horenstein, psicoanalistas, Olgaria Matos, filósofa y la periodista Denise Mota. Cada uno de ellos, desde diferentes ángulos, trajo su contribución y se estableció un diálogo rico y fructífero.
Paulo Endo, en una investigación de sueños traumáticos que surgieron en lo contemporáneo en varios momentos disruptivos – como este que actualmente vivimos en la pandemia – , nos recordó la necesidad que tiene el soñador de ser escuchado por otro, para lograr alguna reparación y esperanza.
No obstante, Denise Mota, esbozó un escenario en el que insistió en señalar la violencia que escapa de “la intolerancia nuestra de cada día”, y que dificulta que haya una escucha “abierta” al otro. Nos provocó pensar en las pequeñas diferencias que crean las “cancelaciones” que se producen en las redes sociales como forma de eliminar al otro.
Y desde esta pérdida de un mundo con valores y sueños compartidos que partió Olgaria Matos, señalando que vivimos en una época de hombres partidos, vidas truncadas, y que la restitución de cierta integridad se debe a una narrativa que profundiza nuestra historia, que la trasmite a las nuevas generaciones, en forma de experiencia. Así en el silencio del que escucha, se construye una narrativa que es “talismán contra la desventura, protección contra el infortunio”.
Y finalmente, Mariano Horenstein, creador de la revista Calibán, y su primer editor en jefe, nos habla de un mundo en el que la corrupción social y política llevan a la corrosión de los lazos sociales, vínculos y palabras. Señala la importancia de un horizonte que nos permita ver el paso del tiempo, no sólo como la destrucción de una época sino como una posibilidad de experimentar, en los escombros de experiencias perdidas, alguna recuperación de la vida, trabajo que nos cabe como psicoanalistas.
Es exactamente a partir de la creación de residuos y escombros que pueden convertirse en arte y vida, que trata el trabajo de William Kentridge, que elegimos para abrir la mesa. En un grafiti monumental y frágil, creado a orillas del rio Tíber en Roma, el artista retirando la suciedad acumulada en la pared que separa el rio de la ciudad, crea imágenes de la historia de Roma. Relata de manera anacrónica la historia de la civilización occidental a través de este mural que llamó Triunfos y Lamentos. El vivir juntos tiene lugar no sólo en el espacio, sino también en los diversos tiempos que atraviesan a la humanidad y hacen su historia.
Es Barthes quien bautiza uno de sus seminarios con el título Cómo vivir juntos. interrogante ética sobre cómo pensar la relación del sujeto con el otro. Vivir juntos es tomado como un hecho espacio temporal. Barthes se enfrenta al complejo fenómeno de la contemporaneidad. ¿De quién soy contemporáneo?, ¿Con quién vivo?, preguntas que desembocaron en una relación insospechada entre la contemporaneidad, lo intempestivo, y lo anacrónico.
El pensado pretende chispazos de utopía al preguntarse si es posible vivir sólo y con los demás; vivir “la paradoja, la contradicción, la aporía de un puesta en común de las distancias”
De este diálogo, surge la apuesta en busca del vivir juntos en las tensiones de las diferencias, entre chispazos de creatividad, y un posible horizonte con discretas esperanzas.
Equipo editorial de Calibán, RLP