Frente a la pandemia que afecta al mundo, nos gustaría comunicarnos con las familias que, a pesar de todas las preocupaciones sobre nuestro momento actual, tienen la tarea de hablar con los niños sobre lo que está sucediendo con la vida de todos…
En vista de esto, la publicación de hoy de SEMILLAR es esta carta escrita por la Comissión de Infancia y Adolescencia FEPAL.
Carta de un psicoanalista a los padres
Queridos padres,
¿Cómo están sus hijos?
Me pregunto qué tan difícil es explicarles lo que está pasando en el mundo. De repente, todo lo que antes hacían quedó interrumpido, la rutina cambió. Ellos miran a su alrededor y los ven a ustedes preocupados. Ya no pueden ir a la casa de sus abuelos o a la casa de sus amiguitos.
¿Qué pasa?
Esa es la pregunta sin una respuesta clara, que está circulando en la mente de todos nosotros.
¿Cómo afrontar esta pregunta con los niños?
No hay una respuesta fácil, pero algunas informaciones pueden ser tranquilizadoras y que sí pueden compartirse con los niños. Sin embargo, es esencial primero escuchar al niño. Tenga en cuenta que él es muy sensible y percibe todo lo que está sucediendo en su entorno, él es un ser humano que todavía está creciendo, pero no por ello su inteligencia o percepción es pequeña. Escucha, ve, observa todo lo que expresan, hacen o le dicen los adultos en su entorno desde una edad muy temprana, hasta de meses. Así como entienden bien el lenguaje antes de empezar a hablar.
A pesar de estar inmerso en una situación, para el niño es difícil poder hablar o preguntar al respecto. El niño más bien llora, no duerme bien o se vuelve inquieto, no se detienen, cómo una forma de expresar su preocupación o tristeza. A menudo juega para poder expresar lo que todavía no puede decir.
Los padres deben saber que el niño tiene la comprensión de que algo importante, serio o triste está sucediendo. Por ello, se debe tratar de conversar con él, usando palabras simples, pero verdaderas.
Lo verdadero no significa ser demasiado exagerado o minucioso, pero el mensaje debe demostrar que estamos viviendo un momento importante y serio. Qué se trata de un virus, parecido a un bicho malo, así lo han llamado en algunas escuelas, causante de enfermedades.
Es necesario aclarar que este bicho malo es muy fuerte, pero que él y sus padres no presentan grandes riesgos: él por ser un niño y ellos porque son jóvenes. Más bien se debe tener mucho cuidado con los abuelos porque ellos son más frágiles por su edad.
Escuchar atentamente las fantasías y preguntas de los niños es un camino fundamental de ayuda. El adulto, en la medida de lo posible, puede tratar de aclarar las fantasías de los niños a través de una conversación paciente y afectuosa.
Si los niños no se sienten solos ante sus angustias e inseguridades, podrán tener el valor de afrontar mejor la vida.
Caminar acompañado da más sentido a la adversidad.
Con afecto,
Comisión de Infancia/Adolescencia de Fepal